The United Nations Office for Project Services (UNOPS)

Este artículo se publicó hace más de dos años, por lo que algunos de los datos que contiene podrían estar desactualizados.

En la primera entrega de la serie “Más allá del dique”, visitamos el municipio de Pangani, en Tanzanía, y descubrimos cómo el aumento del nivel del mar y las inundaciones influyen en la vida de personas como Chesko, que descarga cocos en una pequeña zona de la playa para mantener a su familia.

En esta segunda entrega, viajamos a la academia Mwalimu Nyerere, a 380 kilómetros de Pangani, para conocer cómo otros tanzanos afrontan el cambio climático y la subida del nivel del mar.

¿Qué es un dique?

  • Un dique es un muro que se levanta en la costa con el fin de proteger las zonas habitadas de la acción de las mareas, las olas o los tsunamis.

Un lugar para aprender

«Al principio estábamos perdiendo terreno. Lo siguiente podría haber sido que los edificios se derrumbaran y toda la academia se habría visto afectada».

«Al principio estábamos perdiendo terreno. Lo siguiente podría haber sido que los edificios se derrumbaran y toda la academia se habría visto afectada».

— Ukende Jonathan Mkumbo, decana de la academia

Un lugar para aprender

Los orígenes de esta academia se remontan al primer centro universitario de Tanzanía, que abrió sus puertas en 1961, justo antes de la independencia del país. Si bien en un principio a este centro acudían 43 estudiantes, en la actualidad el edificio “Uhuru”, el primero de la academia y hacia el que los tanzanos sienten un gran apego, recibe a más de 5.000 jóvenes.

La academia Mwalimu Nyerere se encuentra en la ribera del océano Índico, de modo que actúa como barrera protectora de Kigamboni, una pequeña aldea pesquera situada justo detrás. El aumento del nivel del mar, sobre todo en el último decenio, ha provocado inundaciones inesperadas.

De igual forma, otras clases y zonas comunes han sufrido daños que la universidad apenas ha podido afrontar.

«Estábamos perdiendo terreno. Los edificios también podrían haber sufrido desperfectos. Toda la academia se habría visto afectada, se estima que más de 17 clases. Además, por lo menos diez familias de cinco zonas residenciales podrían haber perdido sus hogares», afirma Ukende Jonathan Mkumbo, la decana de la academia.

Comprendimos la magnitud del problema que describe la Sra. Ukende al visitar la casa de Beatrice y Peter Kavishe.

La familia Kavishe

«Comenzamos a notar que el mar se estaba acercando demasiado a nuestra casa. Nos sentíamos rodeados».

«Comenzamos a notar que el mar se estaba acercando demasiado a nuestra casa. Nos sentíamos rodeados».

— Beatrice Kavishe

Peter Kavishe

«Cada vez es más peligroso para los niños. Los familiares que nos visitan con sus hijos se asustan porque no están acostumbrados. Aquí suele haber muchos niños pequeños y no podemos estar vigilándolos constantemente».

 Peter Kavishe

La familia Kavishe

Beatrice lleva una vida ocupada; aparte de trabajar como profesora en la universidad, estudia un doctorado, está casada y es madre de cuatro niños pequeños. Su esposo, Peter, da clases en el mismo centro. La familia vive en el campus de la universidad, a cinco minutos a pie de las clases, lo que les permite dedicarse por igual a sus hijos y a sus alumnos.

El matrimonio se turna en el cuidado de los niños y compagina el tiempo en familia con la preparación de las asignaturas que imparte. Asimismo, cuenta con el apoyo de los miembros de su comunidad.

En los últimos diez años, Beatrice y Peter han sido testigos de la erosión de la tierra de la parte trasera de su casa.

«Cada vez es más peligroso para los niños. Los familiares que nos visitan con sus hijos se asustan porque no están acostumbrados. Aquí suele haber muchos niños pequeños y no podemos estar vigilándolos constantemente», explica Peter Kavishe.

Hace dos años el hijo de un vecino se precipitó desde un acantilado de cuatro metros de alto que se había ido formando durante años en la parte trasera de la casa de los Kavishe a causa de la erosión del mar. Por suerte, el niño cayó sobre las hojas y resultó ileso. 

Sin embargo, la pareja empezó a ser consciente de los riesgos y se plantearon mudarse fuera del campus, es decir, lejos de la costa. Temían esta posibilidad porque las únicas casas que eran apropiadas para su familia y que se ajustaban a su presupuesto quedaban muy lejos de la universidad, por lo que tendrían que haber invertido mucho tiempo y dinero en los desplazamientos al trabajo. Afortunadamente, Beatrice y Peter pudieron permanecer en su casa gracias al dique.

El dique

«… [el dique] preserva nuestra historia y nuestro patrimonio, que lo son todo para nosotros».

«… [el dique] preserva nuestra historia y nuestro patrimonio, que lo son todo para nosotros».

— Ukende Jonathan Mkumbo, decana de la academia

El dique

Con financiación de ONU Medio Ambiente, UNOPS construyó un dique a lo largo de la línea de costa, justo entre el complejo universitario y el vasto océano Índico. 

El dique contribuye a frenar la erosión de la tierra y de los edificios, mantiene el agua en la bahía y protege a quienes viven tras sus muros.

«Uhuru es parte esencial de nuestra historia. La primera clase de la academia se impartió en este edificio, que ahora es un espacio con oficinas, salas de conferencias y aulas. Así que creemos que [el dique] preserva nuestra historia y nuestro patrimonio, que lo son todo para nosotros», afirma Ukende Jonathan Mkumbo, decana de la academia.

Beatrice y Peter pueden seguir educando a sus estudiantes y a sus hijos sin tener que preocuparse por tener que mudarse a causa de la subida del nivel del océano. 

Información sobre el proyecto

Información sobre el proyecto

UNOPS colabora con el Gobierno de Tanzanía para respaldar el fortalecimiento de la resiliencia de las zonas costeras contra los efectos del cambio climático y la subida del nivel del mar. En el marco de un proyecto financiado por el Fondo de Adaptación y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial y en asociación con ONU Medio Ambiente se están construyendo un total de 2.400 metros de diques en siete localizaciones en la costa del país. En 2017 se finalizó uno de estos diques y actualmente continúan las obras en el resto de emplazamientos. Asimismo, se han instalado farolas solares. Gracias a este proyecto, las comunidades de las zonas bajas y los asentamientos informales pueden seguir realizando actividades de generación de ingresos.


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