The United Nations Office for Project Services (UNOPS)

Género e infraestructura:  más mujeres en el sector de la ingeniería

La necesidad de infraestructura a nivel mundial es enorme. Ahora bien, en un sector tradicionalmente dominado por los hombres, ¿cómo puede asegurarse la representación femenina?

Al escuchar la palabra “infraestructura”, no es extraño pensar en una obra en la que trabajan hombres. A pesar de que cada vez hay más graduadas en ingeniería, muy pocas terminan dedicándose profesionalmente a la ingeniería civil.

En parte, lo anterior sucede debido a los prejuicios que todavía obstaculizan la participación femenina en los proyectos de infraestructura, puesto que los hombres aún no nos ven como a un igual. La disparidad comienza en la universidad y continúa en las obras. Como ingeniera, conozco la situación de primera mano, por lo que soy consciente de los retos que afrontamos las mujeres en este sector.

Por ejemplo, ante posibles comentarios desagradables de nuestros colegas que trabajan en la misma obra, debemos actuar con profesionalidad por temor a parecer demasiado sensibles.

Por otro lado, las condiciones sanitarias inapropiadas pueden tener efectos disuasorios, ya que no se tienen en cuenta las necesidades de las mujeres. A menudo resulta complicado conseguir que en las obras se instale un baño separado para uso femenino; lo normal es que los contratistas pidan a las mujeres que compartan el baño con sus colegas porque el número de hombres que trabajan en el proyecto es mayor.

Si bien trabajar en la construcción acarrea ciertos riesgos para todos los empleados, a menudo se considera que las mujeres son especialmente vulnerables para desempeñar funciones en las obras. Los empleadores suelen recurrir a este estereotipo para disuadir a las mujeres de trabajar en la construcción, para lo que además aducen razones de falta de seguridad pese a que los posibles peligros son los mismos tanto para hombres como para mujeres.

Igualmente, las ingenieras que desean participar en las operaciones de ayuda o desarrollo, que por lo general se llevan a cabo en algunos de los lugares más desafiantes del mundo, se enfrentan a la creencia de que las mujeres no pueden o no quieren trabajar en estas condiciones. En consecuencia, las oportunidades que reciben con respecto a los ingenieros suelen ser menores, pues se piensa que las mujeres somos demasiado débiles o incapaces de trabajar en estos entornos durante horas.

La batalla contra los estereotipos

La pregunta que debe plantearse es cómo superar estos obstáculos. Además, es preciso pensar no solo en cómo lograr que aumente el número de mujeres en el sector de la ingeniería civil, sino también de qué forma asegurar que permanecen en el puesto de trabajo y que contribuyen al diseño y la implementación de infraestructura.

Como parte de mi trabajo en UNOPS, gestioné un proyecto de infraestructura en Burundi, un país en el que carecían de una fuente segura de acceso a electricidad y agua potable y en el que la libertad de movimiento estaba limitada. Si animamos a las ingenieras cualificadas a solicitar puestos en lugares como este, podremos librar la batalla contra los estereotipos que afirman que las mujeres no pueden o no quieren trabajar en entornos difíciles.

Asimismo, el apoyo institucional es fundamental. Tengo la suerte de formar parte de una organización que alienta a sus trabajadoras a solicitar puestos en cualquier lugar en el que se implementen proyectos de infraestructura, independientemente de las características del destino.

Pero sobre todo necesitamos que haya más representación femenina en los puestos de dirección para que inspiren y orienten al resto de colegas y para que garanticen el cumplimiento efectivo de la legislación en materia de igualdad de acceso

Es habitual que las mujeres que trabajan en obras de construcción no se sientan cómodas a la hora de denunciar una conducta inapropiada. Por consiguiente, allí donde se ejecutan los proyectos que gestiono promuevo un ambiente de trabajo libre para facilitar que las empleadas informen sobre este tipo de situaciones a fin de que puedan resolverse».

Otro de mis objetivos es garantizar que la representación laboral de mujeres y hombres sea igualitaria. En Burundi, me aseguré de que los contratos y los sueldos se establecían según el trabajo realizado y no en función de si la persona era hombre o mujer, de modo que no hubiera diferencias de condiciones entre los empleados y empleadas que desempeñaran las mismas funciones. De igual forma, mediante la imposición de normas de higiene, logré que se colocaran instalaciones sanitarias femeninas y masculinas y precisé que nuestras operaciones se regían por el principio de la igualdad de género.

La ingeniería civil es una profesión muy gratificante, ya que contribuir a la construcción de todo tipo de infraestructuras a sabiendas de que beneficiarán a un gran número de personas produce una sensación de emoción imposible de describir con palabras. Por eso, debemos evitar que los estereotipos impidan que las mujeres opten por estudiar ingeniería civil, pues de lo contrario las privaríamos de la satisfacción del ejercicio de este trabajo.


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