The United Nations Office for Project Services (UNOPS)

Enfermedades sin fronteras

Las enfermedades infecciosas trascienden las fronteras nacionales. Para erradicarlas, nuestras acciones deben hacer lo mismo. A continuación, se explica por qué.

Durante los últimos diez años, el número de casos de malaria en Asia Sudoriental ha descendido drásticamente. Entonces, ¿por qué continúa la malaria constituyendo un riesgo?

En los países de la subregión del Gran Mekong, existe una nueva amenaza: están aumentando la resistencia parcial a la artemisinina —ingrediente esencial en el tratamiento de la malaria por Plasmodium falciparum, la forma de malaria más mortífera— y la resistencia a los fármacos asociados que se emplean en las terapias combinadas basadas en la artemisinina.

+200 millones
Número de casos de malaria en 2017
La malaria a nivel mundial

Según la Organización Mundial de la Salud, en 2017 hubo más de 200 millones de casos de malaria en 87 países y más de 400.000 personas murieron de malaria, una enfermedad prevenible y curable.

La región nororiental de Camboya, que hace frontera con zonas boscosas de Laos, Tailandia y Vietnam, es la zona en la que las personas están más expuestas al riesgo de infección. En esta región, se ha invertido la tendencia; los casos de malaria han aumentado. Las personas que se internan en el bosque y las poblaciones migrantes en desplazamiento son las más expuestas al riesgo de contraer la enfermedad y de propagar la enfermedad a través de fronteras.

Resulta imposible imaginar las consecuencias de que la artemisinina y sus fármacos asociados pierdan eficacia en estas zonas, en particular si esto sucede y no está disponible un nuevo fármaco contra la malaria. La única forma de evitar una catástrofe es erradicar la malaria.

¿Cómo se erradica una enfermedad transfronteriza como la malaria? Es necesario combinar una serie de acciones: se debe realizar un diagnóstico temprano de la enfermedad, tratar cada caso de malaria en el momento y lugar del diagnóstico y realizar un seguimiento de la propagación de la enfermedad.

Desde 2014, UNOPS, junto con el Programa Nacional de Control de la Malaria, la Organización Mundial de la Salud y organizaciones de la sociedad civil, ha gestionado la implementación del programa de la Iniciativa regional sobre la resistencia a la artemisinina (RAI), financiada por el Fondo Mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria. El programa se encuentra actualmente en la segunda fase, RAI2E (Iniciativa regional sobre la resistencia a la artemisinina para la erradicación de la malaria), cuyo objetivo es contener la propagación de la resistencia a fármacos y eliminar la malaria por Plasmodium falciparum para finales de 2030.

Para lograr este objetivo, resultan fundamentales la colaboración, el monitoreo y la vigilancia a nivel regional, que requieren datos de zonas transfronterizas y de difícil acceso, para poder así dar una respuesta apropiada.

La erradicación de la malaria

La base de datos regional de la erradicación de la malaria contribuye al seguimiento de la enfermedad en la subregión del Gran Mekong, lo que a su vez impulsa las acciones encaminadas a la erradicación. Se trata de una base de datos centralizada y segura que almacena datos de todos los casos de malaria detectados en todas las zonas de la región, y que incluye datos de las poblaciones migrantes en desplazamiento. Los programas nacionales pueden conectar la información con factores vinculados a la transmisión de la malaria, como la resistencia a fármacos y patrones entomológicos y ecológicos.

Casi 33.000 trabajadores contra la malaria han recibido capacitación y, en su comunidad, realizan labores activas y pasivas relacionadas con la detección y el tratamiento de casos de malaria entre personas que se internan en los bosques, en poblaciones de zonas de difícil acceso y entre migrantes que se desplazan para trabajar en zonas boscosas.

Base de datos de la erradicación de la malaria

  • La base de datos regional de la erradicación de la malaria se ha creado en asociación con el Fondo Mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria, la Organización Mundial de la Salud, la Universidad de Oslo y programas nacionales de control de la malaria.

Los trabajadores sanitarios reciben un teléfono inteligente y capacitación para que comuniquen sus actividades por mensaje de texto cada semana. En los pueblos sin señal telefónica, hay mensajeros que se desplazan para ayudar a garantizar que la información sobre casos de malaria y el tratamiento de los mismos se actualiza en la base de datos con regularidad.

Gracias a la densa red de puestos de atención de la malaria, hay cobertura continua de las zonas seleccionadas y se informa de los casos casi al mismo tiempo que se detectan, lo que garantiza la detección temprana de brotes de malaria. Así, los departamentos de salud de los gobiernos nacionales, las organizaciones de la sociedad civil y las organizaciones de las Naciones Unidas que trabajan para erradicar la malaria pueden distribuir suministros en el momento y lugar en que se necesiten.

Este sistema también ayuda a las organizaciones que trabajan sobre el terreno a concentrar sus recursos en la detección y el tratamiento de casos de malaria en estas zonas, antes de que los mosquitos continúen transmitiendo la enfermedad.

Por ejemplo, en Myanmar, en el estado de Karen, hay cuatro municipios (Hlaingbwe, Hpapun, Kawkareik y Myawaddy) que se encuentran entre los más desatendidos y de mayor dificultad de acceso en lo que respecta a los servicios de salud.

Estos municipios hacen frontera con Tailandia. En ellos hay 1.200 pueblos, de unos 385.000 habitantes, que experimentan un grado alto de migración interna (hacia zonas agrarias y de explotación forestal y minera dentro de Myanmar) y externa (desde y hacia Tailandia). Al no contar con acceso a un sistema formal de atención sanitaria, existía un alto número de casos de malaria en la zona, que constituían la fuente de propagación de la enfermedad a poblaciones fronterizas de Tailandia.

Gracias a las acciones para erradicar la malaria que se llevaron a cabo en la zona durante cuatro años, la enfermedad ha disminuido en los pueblos de estos municipios, y la malaria por Plasmodium falciparum casi ha desaparecido. En Tailandia, el Programa Nacional de Control de la Malaria ha detectado una reducción drástica del número de casos de malaria entre migrantes que cruzan la frontera; en 2018, se registraron menos de 4.500 casos, lo que supone un descenso de más del 45% con respecto a 2017.

Si se realiza un seguimiento de la malaria a través de las fronteras y en zonas remotas que incluya el monitoreo, rastreo y tratamiento de cada caso, se logrará erradicar la malaria. Este objetivo está a nuestro alcance; ya no se trata de un sueño, sino de una realidad tangible.


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