The United Nations Office for Project Services (UNOPS)

Siembra de futuro: modernización de la agricultura familiar en el Paraguay

Este artículo se publicó hace más de dos años, por lo que algunos de los datos que contiene podrían estar desactualizados.

Muchas personas en el Paraguay pasan la mayor parte de su tiempo fuera de sus casas, pues se dedican a cultivar la tierra que les rodea para alimentar y mantener a sus familias, una forma de vida que puede llegar a ser muy dura.

El Paraguay es un país principalmente agrícola. Según un estudio llevado a cabo por el Gobierno, la agricultura familiar representa más del 90% de la actividad agraria del país, un sector que se caracteriza por la baja productividad y por el acceso limitado a la tierra, al capital y a la tecnología.

Debido a que con frecuencia los métodos de cultivo disponibles están obsoletos y los recursos financieros son escasos, queda tierra fértil sin cultivar. La agricultura es más costosa para aquellos que, si bien resultan ser quienes menos recursos tienen, son los que más dependen de ella. La erosión, la pérdida de suelo fértil y de biodiversidad y los problemas relacionados con el uso del agua son algunas de las causas que se atribuyen al estancamiento de la productividad.

Modernización de la agricultura familiar en el Paraguay

Mercedes Núñez comprende muy bien estas dificultades ya que siete de los diez miembros de su familia viven en las tierras fértiles de Manduará, en el departamento de Canindeyú. Tanto ella como su esposo se han dedicado a la agricultura desde niños y están educando a sus hijos de la misma manera.

Esta familia trabajaba día y noche para obtener los productos que les servían de sustento y para garantizar sus medios de vida. Cultivaban porotos, maníes y maíz y criaban a sus propias vacas lecheras. Con la venta de estos productos ganaban normalmente unos 180 USD al mes.

Sin embargo, la pequeña área que utilizaban para sus cultivos abarcaba solo un cuarto del total de la tierra fértil que tenían a su disposición. Por desgracia, los escasos recursos económicos y la capacidad humana limitada constituían obstáculos para la consecución de una agricultura a mayor escala, pues parte de la tierra se quedaba sin cultivar.

No muy lejos, otra familia se enfrentaba a otros problemas. Cecilia Espínola, madre soltera, cría aves de corral y ganado y cultiva maníes, mandioca, maíz y sésamo. Vende productos procesados y frescos en el mercado local para poder mantener a su familia.

A pesar de no haber recibido una educación académica, Cecilia gestionaba las finanzas y la contabilidad de su pequeña granja. No obstante, le resultaba imposible hacer frente a todo por sí misma, así que tuvo que contratar personal para que le ayudara. Además del costo de los materiales, el pago del salario de sus trabajadores mermaba sus beneficios de forma considerable, por lo que apenas quedaba dinero para su familia.

Demasiadas familias lidian con este tipo de problemas en el Paraguay. El Gobierno, consciente de ello, consideró que la modernización del sector y el apoyo a miles de agricultores de todo el país eran cuestiones prioritarias.

La asistencia que reciben las personas se ofrece de diversas formas; por ejemplo, UNOPS ayuda a agricultores desfavorecidos a acceder a tierra fértil sin utilizar y les proporciona las herramientas y el apoyo necesarios para cultivar sus terrenos de forma más eficaz. Estos recursos favorecen el rendimiento de los cultivos de los que dependen los medios de vida de familias enteras, lo que estimula uno de los principales sectores económicos del país.

«Con el crecimiento de la producción, aumentaron también las actividades agrícolas. Todos tuvieron que colaborar. Además, se involucró a las mujeres en la fase de planificación y sus aportaciones fueron esenciales a lo largo de todo el proyecto», afirmó Zenen Samudio, agricultor y Presidente de la Coordinadora en Defensa de la Soberanía del distrito de Lima, en el Paraguay.

Pudimos vender nuestros productos y también cultivar para nuestro propio consumo. Gracias a la tecnología que utilizamos, mejoró nuestra producción, lo que se tradujo en un incremento de nuestros ingresos familiares y del rendimiento de nuestros cultivos».

- Agricultor local

El proyecto ayudó a Mercedes y a su familia a limpiar y preparar la mayor parte de su tierra fértil que antes se quedaba sin cultivar para plantar batatas. Con la venta de este popular tubérculo la familia pudo ganar 2.180 USD, doce veces más que antes.

Las mejoras también llegaron a la granja de Cecilia, pues gracias a una abundante cosecha de 2.000 kilos de sésamo obtuvo unos ingresos que reinvirtió para fortalecer su negocio. Cecilia acudió con sus beneficios a una ciudad vecina en la que compró varios productos al por mayor para después revenderlos. De esta forma, con el dinero que ganó pudo pagar los permisos municipales requeridos para manipular y vender carne y otros alimentos en su propia casa.

Información sobre el proyecto

Desde 2014, UNOPS ha apoyado las iniciativas del Gobierno del Paraguay para modernizar la agricultura familiar mediante una completa gama de servicios como, por ejemplo, la adquisición de herramientas y maquinaria modernas para fomentar el cultivo de la tierra, la provisión de productos agrícolas, la supervisión de las actividades y la gestión de los proyectos relacionados.

A través de estos proyectos se han rehabilitado más de 40.000 hectáreas de tierras agrícolas. Asimismo, en 2017 se renovaron 70 centros agrícolas y se acondicionaron más de 13.000 hectáreas de tierra en alrededor de 150 aldeas rurales. Gracias a estas actividades se han mejorado la seguridad alimentaria y los medios de vida de muchas mujeres, hombres y niños en el país.


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