The United Nations Office for Project Services (UNOPS)

De la sequía a la esperanza

En Honduras, tan solo el 18% de la población tiene acceso a agua potable gestionada de manera segura. Sin embargo, incluso en los hogares que están conectados a un sistema de distribución de agua, las llaves a menudo se quedan sin agua.

¿Sabías que...?

En las comunidades que no tienen acceso al agua potable, la tarea de recogerla suele recaer en las mujeres y las niñas. Cada día recorren largas distancias a pie —a veces durante horas— para llegar a los ríos, pozos o manantiales, y a menudo tienen que cargar con pesados recipientes de vuelta a casa. Esta tarea diaria no solo les pasa factura físicamente, sino que también limita sus oportunidades de educación, empleo y participación en la comunidad. Para muchas personas, la búsqueda de agua define su rutina diaria, dejándoles poco tiempo para cualquier otra cosa.

El aumento de las temperaturas y las sequías prolongadas provocadas por el cambio climático están haciendo que este problema diario sea aún más crítico, agotando aún más las fuentes de agua ya escasas. Durante los periodos de sequía, el agua se raciona y, a menudo, solo llega a los hogares cada dos días.

«Hace 20 años, nuestra aldea era tan hermosa, con árboles frutales, pero ahora es una aldea desierta», afirma Carlos Alfredo, miembro de la comunidad de Orealí.

En las zonas rurales, muchas comunidades tienen que depender de pozos o ríos contaminados, lo que pone en peligro la salud, los medios de vida y la vida cotidiana.

«Llevamos casi 20 años sin agua. Por días, nada. Hemos hecho pozos en la tierra, así hemos podido estar muchos años», explica José Virgilio García, residente en Oreali (Oropolí).

«Hay familias que no tienen agua, algunas hacen agujeros [...] en la tierra, y si no se van a un río contaminado donde han contraído enfermedades», afirma Belinda Suyapa Rodríguez, Presidenta de la Junta de Agua de Orealí (Oropolí). 

«Los niños han sido los mayores perjudicados», añade.

Desarrollo de la resiliencia

Desde 2024, UNOPS ha estado trabajando con el Servicio Autónomo Nacional de Acueductos y Alcantarillados (SANAA) para lograr un cambio duradero a través de cinco proyectos comunitarios relacionados con el agua en comunidades de difícil acceso en las regiones montañosas de Olancho y El Paraíso.

La obra incluye la construcción de nuevos depósitos de gran capacidad para recoger y almacenar el agua de lluvia, cada uno con una capacidad de hasta 37.000 litros de agua, así comoy la ampliación de la red de distribución de agua, incluidas las tuberías que se alimentan directamente de fuentes naturales, como ríos y manantiales.

Mientras que UNOPS se encarga de la adquisición y entrega de equipos y materiales de construcción a las obras, el SANAA dirige la construcción sobre el terreno, lo que garantiza que todos los hogares puedan abrir la llave y disfrutar de un suministro constante y confiable de agua limpia, algo que antes estaba fuera del alcance de muchas personas.

«Estamos muy agradecidos [...] porque hoy todos vamos a tener agua», explica Gerson Flores, residente en La Florida del Lagarto (Olancho).

La comunidad es el núcleo de este proyecto. La población residente no solo participó en las obras de construcción, sino que también se unió para formar juntas de agua, asumiendo la responsabilidad de los sistemas que les prestarán servicio en los próximos años. Su compromiso y dedicación son fundamentales para hacer posible un cambio duradero.

Estos nuevos sistemas de abastecimiento de agua ayudarán a las comunidades a soportar los efectos del cambio climático, proporcionando a las familias una fuente constante de agua limpia incluso cuando las sequías se vuelvan más frecuentes.

«Nuestro trabajo no termina cuando se entrega el proyecto a la comunidad. Continuamos trabajando con la comunidad, continuamos capacitando a las personas y a las juntas de agua sobre cómo van a administrar su sistema y cómo le van a dar mantenimiento en el futuro», explica Dania Cardona, ingeniera del SANAA.

«Estas iniciativas demuestran el impacto real de nuestro trabajo, proporcionando soluciones sostenibles que mejoran la vida de miles de personas en las comunidades locales», declara Laura Sierra, Gerente de Proyectos de UNOPS.

Más de 20 años hemos soñado despiertos con este proyecto y hasta mi corazón comienza a palpitar al sentir que ya se hizo una realidad».

Carlos Alfredo - miembro de la comunidad Orealí

A día de hoy, más de 2.400 personas de las comunidades de La Ruda, La Ermita, Orealí, La Florida del Lagarto y San José de la Montaña están comenzando a experimentar lo que una vez parecía un sueño lejano: el acceso confiable a agua limpia.

Las familias que antes dependían de fuentes de agua inseguras o lejanas ahora están viendo cómo se transforma su vida cotidiana.

Más allá de una mejor salud, estos nuevos sistemas también devuelven dignidad y esperanza, cambiando la forma en que las comunidades viven, trabajan y prosperan.

Información sobre el proyecto

Gracias a la financiación del Gobierno de Honduras, el Proyecto de Asistencia para el Fortalecimiento del SANAA en Gestión de Proyectos de Agua y Saneamiento tiene como objetivo fortalecer las capacidades del SANAA proporcionando asistencia técnica en la implementación de procesos de adquisiciones. UNOPS también apoyará el desarrollo institucional y la capacitación del personal del SANAA, aprovechando su experiencia regional y mundial para garantizar la transferencia de conocimientos y el desarrollo sostenible a largo plazo.


Mediante esta iniciativa se respaldan los siguientes Objetivos Mundiales:


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