En el pico de la pandemia en la India, la COVID-19 se cobró cerca de 29.000 vidas de los más de 400.000 nuevos casos registrados cada semana.

Conforme miles de personas que necesitaban atención de urgencia acudían a los hospitales, las instalaciones se vieron desbordadas de inmediato.

El personal médico trabajó arduamente para atender a los pacientes de COVID-19 en estado crítico, mientras forzaban al límite los escasos recursos. Un médico hizo turnos de 12 horas los siete días de la semana y dedicó gran parte de sus horas libres a responder llamadas de emergencia.

Para el personal de los hospitales, los desafíos no solo se redujeron al trabajo, sino que también afectaron su vida privada. Con las elevadas cifras, casi ninguna familia salió indemne de esta enfermedad.

Y mientras las cifras seguían aumentando, pronto se necesitaron camas y equipos destinados a otros pacientes para los pacientes de COVID-19, y hospitales enteros se convirtieron en centros de atención de esta enfermedad.

Además de los equipos de protección personal, escaseaban los concentradores de oxígeno y los respiradores, fundamentales para el tratamiento de la COVID-19, entre otras carencias mundiales mucho más profundas.

La situación en la India, como en casi todo el mundo, puso de manifiesto las vulnerabilidades en la cadena de suministros médicos, especialmente durante las crisis. La COVID-19 situó en primer plano cuestiones como los elevados precios, la falta de ética de algunos proveedores, los inventarios limitados y las deficiencias de fabricación.

En tanto que millones de familias necesitaban atención de manera desesperada y las cadenas de suministros médicos se veían interrumpidas, aumentaban los problemas para importar equipo esencial a la India y transportarlo dentro del país.

UNOPS y el Gobierno de Japón, asociados desde hace mucho tiempo, unieron fuerzas una vez más para hacer frente con rapidez a algunas de las carencias de equipo médico esencial. El Gobierno de Japón se comprometió a suministrar 1.800 respiradores y 2.500 concentradores de oxígeno a la población de la India. UNOPS ayudó a hacer realidad ese compromiso.

En un plazo muy ajustado, los equipos de UNOPS en distintos países de Asia Meridional pusieron en marcha procedimientos de adquisiciones de emergencia, que abarcaron todas las actividades, desde la adquisición hasta el suministro, en medio de la interrupción de vuelos a nivel mundial.

En cuestión de semanas, UNOPS adquirió los respiradores y concentradores de oxígeno, los transportó a la India y los puso en manos del Gobierno. Por su parte, el Gobierno distribuyó el equipo a los hospitales de todo el país en función de las necesidades.