The United Nations Office for Project Services (UNOPS)

Apoyo al desarrollo económico y la estabilidad en Zimbabwe
Una línea eléctrica rehabilitada tras haber sido destruida por el ciclón Idai proporciona algo más que energía en la provincia de Manicaland: ayuda a las comunidades a volver a la normalidad y a desarrollar su resiliencia.
La línea eléctrica de 155 km que atraviesa los distritos de Chimanimani y Chipinge, en Zimbabwe, es fundamental para el suministro de energía a la provincia de Manicaland.
Cuando el ciclón Idai azotó el país en marzo de 2019, causó daños importantes en la línea eléctrica, lo que interrumpió las actividades industriales, agrícolas y cotidianas de la comunidad. Esto afectó gravemente a las economías locales, los medios de vida y el bienestar de las comunidades.
En el marco del Programa de Recuperación de Emergencia y Resiliencia tras los Ciclones Idai y Kenneth, financiado por el Banco Africano de Desarrollo, UNOPS rehabilitó la línea eléctrica en nombre del Gobierno de Zimbabwe. Utilizando un enfoque de "reconstruir para mejorar", la línea eléctrica se rehabilitó de manera que se fomentara la resiliencia frente a futuras perturbaciones climáticas, como la capacidad de soportar vientos fuertes y otras condiciones meteorológicas extremas.
«Las clínicas, las escuelas y los hogares ahora disfrutan de un suministro eléctrico confiable, y las empresas pueden operar sin interrupciones constantes», afirma Selina Mudzinganyama, Ingeniera Civil Asociada de UNOPS que supervisó parte de las obras de rehabilitación.
«Los costos de mantenimiento también se han reducido, ya que el diseño mejorado está fabricado para soportar condiciones más adversas», añade Selina.
Las industrias locales, como los aserraderos y las plantas de procesamiento agrícola, dependen en gran medida de la electricidad para sus operaciones, y los agricultores y las agricultoras dependen de un suministro eléctrico estable para el riego y otras actividades esenciales.
Las industrias de los distritos de Chimanimani y Chipinge fueron algunas de las más afectadas por la destrucción causada por el ciclón Idai. Un aserradero local, que emplea a más de 300 personas, de las cuales alrededor del 80 % proceden de la comunidad local, depende de la electricidad para alimentar sus procesos de secado en horno.
«Teníamos que depender de generadores, que son caros de mantener y poco respetuosos con el medio ambiente. La rehabilitación de la línea eléctrica ha aportado estabilidad a nuestras operaciones, lo que nos permite centrarnos en la producción», afirma Witness Teteni, capataz de ingeniería de un aserradero local.
La mejora de la confiabilidad del suministro eléctrico ha reducido la dependencia de costosos sistemas de respaldo, lo que ha permitido a las empresas operar de manera más eficiente, reducir los costos operativos y reforzar el empleo local, contribuyendo así a la estabilidad económica de la región.
El acceso a un suministro eléctrico estable también ha ayudado a los empresarios y las empresarias locales a ampliar sus operaciones, creando nuevos puestos de trabajo y apoyando las cadenas de suministro locales.
Antes de la rehabilitación, no podíamos cumplir nuestros objetivos debido a los constantes cortes de electricidad. Ahora podemos procesar más productos y nuestros beneficios han aumentado».
La mejora del acceso a la energía también ha aumentado la resiliencia de las comunidades. Un suministro eléctrico confiable garantiza que el acceso a servicios esenciales, como la atención de salud, el agua potable y la educación, continúe sin interrupciones, incluso ante futuros desafíos.
«Durante las emergencias, ya no nos preocupamos por los cortes de electricidad y nuestras vacunas se almacenan de forma segura en refrigeradores con temperatura controlada. Esto ha mejorado la calidad de la atención que prestamos», afirma Patricia Chikandi, enfermera clínica del distrito de Chimanimani.
Además, ahora que las bombas eléctricas están en funcionamiento, las comunidades tienen acceso constante a agua potable para uso doméstico y agrícola.


«Antes de que se restableciera el suministro eléctrico, nuestros sistemas de riego eran poco confiables y a menudo perdíamos las cosechas. Ahora, con un suministro eléctrico constante, nuestros cultivos han mejorado significativamente y estamos obteniendo más ingresos de nuestros productos», afirma Tsitsi Mutswairo, pequeña agricultora.
El acceso a un suministro eléctrico confiable también ha mejorado las condiciones de aprendizaje, ya que ahora el personal docente puede utilizar herramientas y recursos digitales para mejorar la enseñanza.
«Podemos utilizar las computadoras del laboratorio y estudiar después del anochecer», afirma Farai Ndlovu, estudiante del instituto de Chipinge. «Esto nos ayuda a prepararnos mejor para los exámenes y nos proporciona habilidades a las que de otro modo no tendríamos acceso».
El proyecto no solo ha restablecido los servicios esenciales, sino que también ha sentado unas bases sólidas para el desarrollo a largo plazo.
Esta iniciativa demuestra cómo las inversiones específicas en infraestructura pueden transformar las comunidades».
«La línea eléctrica ha devuelto la esperanza a nuestra región. Tenemos electricidad en hogares, fincas y escuelas. Es más que tan solo energía, es la luz que mantiene viva a nuestra comunidad», afirma Jeremiah Mutasa, anciano de la comunidad y agricultor.
«La rehabilitación de la línea eléctrica ha fortalecido las economías locales, mejorado la calidad de vida y garantizado que la población de Chimanimani y Chipinge esté mejor preparada para los desafíos futuros», afirma Moono Mupotola, Directora General Adjunta de la Oficina Regional de Desarrollo, Integración y Negocios para África Meridional.
Información sobre el programa
El Programa de Recuperación de Emergencia y Resiliencia tras los Ciclones Idai y Kenneth se centró en la reconstrucción de infraestructura clave en Zimbabwe. Implementado por UNOPS, gracias a 24 millones USD de financiación del Banco Africano de Desarrollo, el programa contribuyó a restablecer servicios esenciales —como la red de transporte, de electricidad y los servicios de agua y saneamiento— en las comunidades más gravemente afectadas de los distritos de Chimanimani y Chipinge, en la provincia de Manicaland.